CONSECUENCIAS DEL HIPNOTISMO

GRAVES CONSECUENCIAS DEL HIPNOTISMO HUMANO La situación es que ciertamente el ser humanoide no es realmente humano en el sentido más completo de la palabra. Si examinamos a fondo al humanoide, descubrimos primero que todo su Cuerpo Físico, es decir, su Cuerpo Planetario; tal vehículo tiene un asiento vital, quiero referirme en forma enfática al Linga Sharira de los Indostanes, es decir, al vehículo Termoelectromagnético o sección superior del Cuerpo Físico; tal vehículo sirve de basamento a todos los procesos Bioquímicos, Fisiológicos, Lumínicos, Calóricos, etc., etc. Sin embargo, en el fondo, dicho vehículo no es más que la sección superior del Cuerpo Físico.
Más allá del cuerpo planetario, con su fondo vital o mecánico, lo único que podemos hallar dolorosamente son los agregados psíquicos, que en su conjunto constituyen el mí mismo, el sí mismo; a la hora de la muerte, el cuerpo denso va al sepulcro; su asiento vital o Linga Sharira, se descompone lentamente ante la fosa sepulcral en forma simultánea con el Cuerpo Planetario una vez que va a la fosa sepulcral (me refiero a la expersonalidad). Nadie nace con la personalidad definida, la personalidad es hija de su tiempo, nace en su tiempo, muere en su tiempo, no existe ningún mañana para la personalidad del muerto; se forma tal personalidad durante los siete primeros años de la infancia, y se robustece con el tiempo y la experiencia. La personalidad es energética; en el proceso de descomposición orgánica se disuelve primero el Cuerpo Planetario junto con el Vital; la expersonalidad se disuelve en forma más lenta. Sin embargo, durante los primeros días de la disolución, esa expersonalidad es descartada por la materia visible y tangible en el mundo físico.
En estos instantes he sido testigo presencial de algo insólito. Todos ustedes conocen a Doña Calvita, ¿verdad?, aquella anciana; murió uno de sus hijos; el caso sucedió hace seis meses. Sin embargo, en esos días en forma inusitada alguno llama por teléfono en casa del señor esposo; quien llamaba era precisamente el representante de una empresa, tenía referencias sobre el difunto José Luis. El señor esposo responde: “Pero, ¿cómo?, ¡si está muerto hace seis meses!”. “¿Cómo? –responde el que llama– estoy hablando de la empresa tal, hace dos días se presentó él aquí a pedir trabajo porque ahora está sin trabajo, me ha dado el número de su teléfono, nos dijo que usted podría darnos referencias”. “Lamentamos –le responde– pero él está muerto hace unos seis meses”. “¡Imposible! –dice el que llama por teléfono– estoy llamando por el papel donde me dio la referencia, no puedo creer que esté jugando conmigo”. “Señor, tal como se lo he dicho, él murió”. Se quedó perplejo, pues el que llamaba, se admiró, a través de la vía telefónica subió el asombro, yo entiendo que hasta el pánico. Esto lo sabemos sencillamente por la expersonalidad del muerto que durante los primeros días de la defunción y durante varios meses después, traía mucho poder como para hacerse visible y tangible en el mundo físico.